Madurez política española: la adolescencia más larga.

Recuerdo a un amigo que, ante una disputa bastante pueril entre dos hombres ya maduros, doctos, leídos y sabidos, comentaba: «¡Qué adolescencia más larga!».

Eso mismo pienso yo cuando observo desde la barrera no solamente la clase política, sino también la manera que tienen los ciudadanos españoles de abordar los temas políticos. Esta mañana he recibido una lista de políticos de diferentes partidos que están imputados en casos de corrupción. Ya la había visto. Son unos cien repartidos por toda la geografía española, incluidos los territorios insulares, que están bajo sospecha de haber cometido delitos diversos relacionados con su puesto en la administración.

La solución es tan fácil como dejar en suspenso la relación del presunto delincuente con el partido hasta que se aclare la cuestión. Pero los críticos de esta solución argumentan que de tomar esa medida, bastaría con que cualquiera acusase de lo que fuese a un político con cargo público para que tuviera que retirarse. Lo cierto es que es fácil imaginar a un político que tome decisiones opuestas a las propuestas por los partidos en la oposición y que «alguien», con tal de desacreditarle, le endilgue algún tipo de corrupción, de esas que se tarda años en resolver.

Lo que nos faltaba, ciertamente. Sin embargo, lo que me provoca este tipo de actitudes, tan realistas, por desgracia, y que me bajan del guindo a marchas forzadas, es pensar qué tipo de gentuza está en los puestos de gestión. ¿No era que persiguen el bien común, el interés de la gente, dejando de lado intereses particulares y partidistas? Parece que no, que la política ha cambiado y ya no es así. Eso en el mejor de los casos. En el peor, tal vez la política siempre ha tenido esta naturaleza.

Bien, en ese caso, propongo que se lleve a cabo la medida sugerida más arriba: que se retiren de la política temporalmente aquellos políticos imputados. Como los españoles, en general, nos comportamos en política como si estuviéramos en el patio de un colegio, lo más probable es que todos o casi todos los políticos acaben retirados temporalmente de cargos públicos y con un poco de suerte, se llegará a la quiebra de este sistema político en el que parece que la manzana sana es, cada vez más, la excepción.

3 comentarios sobre “Madurez política española: la adolescencia más larga.

  1. La solución, bueno, sólución no: actuación, lógica sería la que apuntas al principio; es decir, que el político imputado fuera suspendido en su cargo hasta sentencia. El problema -a mi juicio- no es que cualquiera pudiera acusarle y nadie estuviera seguro en su puesto, a merced de cualquier denunciador, ya que «imputado» significa que ha habido una actuación judicial (supuestamente independiente), con intervención del Fiscal (supuestamente defiende el Interés Público) y que los profesionales imparciales que velan por la Justicia han apreciado que existen indicios razonables de que el elemento en cuestión ha cometido un delito. Habría garantías.

    El problema es una parte importante de los jueces (más importante cuanto más arriba están en el escalafón o cuantas más ansias de ascender tengan) está absolutamente politizada y confunde su ideología o los intereses del partido merced al cual confía en ascender con la Justicia. De los fiscales -cuando hay políticos de por medio- para qué hablar. Ya puede desgañitarse el Fiscal de a pie, que la Fiscalía es un órgano jerárquico y… ya se sabe quién y cómo nombra al Fiscal General del Estado.

    En resumen, que me adhiero a tu último párrafo y, aunque padezcan las garantías procesales, por lo menos sacaríamos todos algo en limpio. 🙂

  2. La solución no es solo suspender la relación del presunto delincuente con el partido, que si, pero antes y no solo, habria que democratizar todo el poder judicial que todavia estan con el atado y bien atado.
    Hemos perdido el sentido común en beneficio del sentido propio, individual, aquello que no me beneficia a mi no es de interés, y así nos va a todos.
    Hemos de volver a luchar por la instauración de los valores de toda la vida, esfuerzo, sacrificio, respeto,

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