La maldición equidistante

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Cada vez que una se retira, da un paso atrás para observar o para reflexionar. Cada vez que presento mis respetos junto con mis dudas al respetable público en las redes sociales. Cada vez que un tema me resulta demasiado complicado y me doy cuenta que opinar trae consigo un alto riesgo de patinar por ignorancia, alguien me desprecia porque interpretan que no me mojo, no me muestro, no me sitúo en ningún lado de la frontera. Soy «equidistante». Equidistante entre comillas porque es un insulto. Y te citan el versículo donde Dios vomitaba a los tibios. Y sacan pecho con su bandera (una o la otra) orgullosos porque ellos sí saben qué es lo correcto, dónde está la justicia y la verdad.

A todos vosotros os tengo que decir con todo respeto que no me importa nada vuestra mirada, vuestra reprobación y vuestro desprecio. Me da igual. Y voy a seguir dándole vueltas y preguntando, leyendo, analizando el tiempo que necesite o me dé la gana. Gritad lo que queráis vuestras consignas.

Yo hoy, sábado 7 de octubre, no estoy con mi bandera española en la plaza de Colón en Madrid, no solamente porque estoy en Jaén, sino porque mi corazón no está ahí, está aquí con mi familia. Pero mañana mi corazón estará en Barcelona. Con Felix Ovejero y aquellos catalanes que han permanecido callados e ignorados durante mucho tiempo. Los que no han votado el referéndum. Los que se quedaron huérfanos de partido político (socialistas y peperos) y trataron de unirse para crear una plataforma nueva y diferente. Y lo lograron. Y pasó lo que fuera después, pero lo hicieron.

Tengo amigos independentistas convencidos, como Marco Bassani, que casi me convence. Y les respeto. Como respeto a quienes creen en la unidad de España ciegamente. He dicho varias veces que mi modelo sería una España federal, sin escupirnos a la cara.

Pero más allá de los modelos ideales, de plantearse si la secesión es un derecho o no, hay algo que parece que olvidamos. La situación de los catalanes no nacionalistas ha llegado a límites insoportables. El que las empresas estén trasladándose muestra hasta dónde las cosas van en serio. Que haya profesores como Félix y tantos otros que estén pasándolo mal, ciudadanos de a pie, que tienen miedo, medios de comunicación, que no menciono por si las moscas, cuyos directores, amigos también, te cuentan el estado de terror que viven, cómo la arbitrariedad  ha tomado el poder, es un completo sinsentido.

Pero esa situación no ha sobrevenido de la noche a la mañana. Es el fruto de años en los que estos catalanes han estado completamente abandonados y olvidados. Cuando vi al rey decirles «No estáis solos», pensé que le faltó añadir «no como hasta ahora». Porque mientras los políticos del PP y del PSOE negociaban con los políticos nacionalistas y les daban más dinero y más poder, esta buena gente veía cómo caía el nivel de oxígeno y cada vez les resultaba más difícil respirar. Sentían la presión y la represión en sus trabajos, en la administración y se defendían o callaban, completamente solos. Muchos de los que hoy estaban con la banderita han votado una vez y otra a todos esos políticos del PP y del PSOE que perseguían victorias electorales y gobernaban «para todos» excepto para ellos, los catalanes olvidados.

Y por eso mi corazón mañana estará manifestándose con ellos. Estaré allí con mis dudas, mi necesidad de conocer, de escuchar, mi defensa de la ley y de la necesidad de que se modifique porque está al servicio de la sociedad y no al revés, y con mi idea de que la secesión debería ser algo posible. No así, desde luego, pero posible. Una secesión votada con garantías, sin pisotear a la mayoría silenciosa que mañana sale, por primera vez y se expresa. Sean tres o tres millones, estaré allí.

¿El honor del 78?

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¿Lo del debate de investidura fue un ataque al honor del 78? Defina honor. Defina 78. No se trata de ensalzar una Transición difícil, con sombras, con problemas pero sin sangre. Devolver la normalidad institucional a un país lastrada por 40 años de dictadura sobrevenida tras una horrible Guerra Civil tampoco era fácil. No había memoria democrática, ni costumbre, ni nada. Y se hizo de alguna manera. Se podía haber hecho mejor y se podía haber hecho peor. Pero de ahí a insultar a los diputados del Congreso actuales y de faltar al respeto a quienes dirigieron el rumbo de España entonces, hay una enorme distancia.

Que sí, que Fraga fue ministro de Franco y el rey fue designado por el Generalísimo. Pero es que en la época de Franco los demás políticos estaban exiliados, y la mayoría de los que tomaron las riendas fueros los políticos que se adaptaron al régimen anterior y a la democracia después. A ver si vamos a pensar que todos los que trabajaban en los 70’s en el entramado oficial franquista «eran» franquistas. Pues no. Muchos no lo eran y estaba esperando la muerte del dictador. Porque recordemos que nadie le derrocó. Murió de viejito. Eso sí, en democracia y en pleno Congreso, insultamos. Tierra de valientes.

Pero lo mejor no es eso. Lo mejor es lo bien que se nos da rizar el rizo para hacer mofa de la gente de bien. Resulta que Iglesias felicita a cualquier defensor de ETA que habla en el Congreso, precisamente aquellos con quienes hacen pactos de gobierno. Y un diputado de bien, en el fragor de la batalla parlamentaria, un hombre de Ciudadanos, les espeta en la cara «Estáis con los terroristas». Indignados, los podemitas, se lían a gritos, muy a su estilo, dentro del congreso, y a la salida su kaleborroka particular insulta a las diputadas de Ciudadanos que deciden salir por la puerta de siempre y no por la puerta de atrás. Los mismos podemitas 15emers aplaudidos por Errejón. Y aquí viene lo que nos define. Dice Errejón que José Manuel Villegas, el diputado de Ciudadanos, tendrá que retractarse porque «no vale todo». Los que apoyan a Rufián el faltón, exigen respeto. Tierra de rufianes.

No señores, no merecen ese respeto que no ofrecen, ni a los millones de españoles peperos, ni a los millones de españoles socialistas, ni a los votantes de Ciudadanos, ni a las víctimas de ETA, ni a la institución parlamentaria de la que cobran un sueldo. No defiendo la democracia, ni a ningún partido politico. No defiendo al sistema, por eso no voto. Pero las revoluciones acaban siempre con un «no era esto, no era esto» pronunciado desde el averno. Si hay que limpiar las instituciones, cambiar el sistema, reivindicar menos estado, acabar con la pobreza, adelante, hagámoslo. Pero no a insulto limpio, lanzando latas de cerveza, al más puro estilo vandálico de los hooligans. Lo de ayer fue pablismo en estado puro. Como el ataque a Rosa Díez, a Felipe González, como la invasión de Sol. Esta es su marca, la bronca callejera.

¿Pero de dónde viene todo esto? De su victoria. Quienes han dejado que las instituciones se arruinen y ensucien; quienes han permitido y cobijado a políticos locales, regionales y nacionales ladrones, mentirosos, deshonestos, trepas; los que no han dado la cara antes, son los que han facilitado el ascenso político de esta gentuza que ahora avergüenza al país cagándose en las instituciones desde un escaño. Y ninguno de ellos se hará esta reflexión. Como dijo Hernando: «Los españoles se han equivocado dos veces». Cualquier cosa menos aceptar los fallos propios.

No albergo ninguna esperanza de que el gobierno ni la oposición vaya a emprender medidas para limpiar las instituciones. Ni dentro de las mismas, ni desde los partidos políticos. Subirán impuestos, tratarán de cumplir con Europa y de evitar unas nuevas elecciones forzadas por el desgobierno.

Muy feo todo.

El padre de todos los podemitas eres tú.

  

– «¿Tú eres la del IJM que me quita votas con el partido libertario ese?».

– «No. Yo soy la del IJM que te los quita promoviendo la abstención».

Esas fueron las palabras que cruzamos Esperanza Aguirre y yo en una cena muy concurrida el lunes 28 de marzo. 

Hoy, entrevistada por Inda para OkDiario con motivo de la salida de su libro «Yo no me callo», ha dicho que Zapatero es el padre de todos estos podemitas que se han colado en nuestras instituciones.

Hay que tener una memoria de pez y una lengua desafortunada para decir eso el día de la renuncia de Soria, ministro del PP, partido de «color Esperanza». Si bien es verdad que ella no ha estado imputada directamente excepto por el tema de la fuga policial cuando aparcó en segunda fila en plena Gran Vía de Madrid, su entorno es un lodazal.

Desde la estación de AVE en Yebes (Guadalajara) «casualmente» en las propiedades de su tía y en el pueblo donde su marido y su familia tienen terrenos, pasando por el espionaje político endosado a Ignacio González, hasta el sonado Tamayazo, Esperanza se ha visto siempre en el ojo del huracán. Siempre ha declarado que se sentía «muy abochornada» por haber elegido gestores tan malos. Pero nunca se ha ido definitivamente. Es más. En medio de la legislatura, siendo presidente de la Comunidad de Madrid, dejó a sus votantes y a los madrileños con cara de bobos en manos de una persona que no había sido votada, Ignacio González.

Los escándalos que le salpican más recientes son dos (de momento).La trama Gürtel, en la que la Unidad de Auxilio Judicial decía en el informe presentado al juez que «de forma habitual el contrato se ha fraccionado en varios servicios por cuantías menores a 12.020 euros para eludir el concurso» y así facilitar la adjudicación a dedo. Y el caso Púnica todavía pendiente y que se refiere a la financiación ilegal del partido.

Eso en su micromundo. Pero recordemos que Esperanza pertenece a uno de los dos grandes partidos que nos han gobernado casi toda la democracia (excepto los años de UCD). Si hay alguien responsable del desgaste institucional, del hastío y desconfianza de la gente de bien, son ellos. Los unos y los otros. Los casos de corrupción desde González hasta hoy, sin dejar a uno solo, independientemente de si uno aplicó tal medida económica más liberal, o el otro también, o si éste mejoró la libertad civil o no, todos ellos han sido ejemplos de negligencia. Tanto en lo referente a la corrupción, como a la manipulación de las instituciones diseñadas para salvaguardar la propia democracia y el imperio de la ley (por ejemplo, repartiéndose los componentes del Consejo General del Poder Judicial sin rubor).

Así que, Esperanza, el padre de todos estos podemitas es ese hastío generado por partidos como el tuyo, tanto a nivel nacional como autonómico y local. Eso te convierte tal vez en madre del hartazgo y abuela de los podemitas.

Al fondo a la derecha

Un día, la mayoría de los españoles, hartos de las mentiras de un gobierno inepto, decidieron daros una oportunidad. La herencia económica era mala, pero ya lo sabíais. Vuestro candidato ha estado ocho años perdiendo frente al partido socialista esperando el momento. Aunque solamente fuera por matar el aburrimiento, deberíais tenerles pillado el punto. Y eso es lo que parecía en el año 2009 cuando Rajoy espetaba a Zapatero «El mayor problema de la crisis económica es usted«.

También es cierto que el entorno económico europeo no acompañaba. Pero también lo sabíais. El propio Rajoy se mostraba verdaderamente preocupado por la credibilidad frente a nuestros socios europeos respecto a la capacidad española de pagar la deuda soberana el pasado mes de octubre, un mes antes de ganar las elecciones.

Y bien. Han pasado ocho meses, casi un embarazo completo. Y vuestras aptitudes para resolver los problemas económicos, financieros y sociales de España se han revelado insuficientes.

Os concedo los beneficios que queráis: fue de buena fe, os encantaría que hubiera servido de algo, pensásteis que vuestra idea era la salvación, lo hacíais por el bien de España… Lo que os parezca. Pero, queridos, es el momento de recoger la sombrilla, la nevera y levantar el campamento. Y pelillos a la mar. Nos damos la mano y hasta luego cocodrilo. Visto lo visto, no hay nada más que podáis hacer. Cuidáos y sed felices.

No olvidéis cerrar la puerta al salir.

Madurez política española: la adolescencia más larga.

Recuerdo a un amigo que, ante una disputa bastante pueril entre dos hombres ya maduros, doctos, leídos y sabidos, comentaba: «¡Qué adolescencia más larga!».

Eso mismo pienso yo cuando observo desde la barrera no solamente la clase política, sino también la manera que tienen los ciudadanos españoles de abordar los temas políticos. Esta mañana he recibido una lista de políticos de diferentes partidos que están imputados en casos de corrupción. Ya la había visto. Son unos cien repartidos por toda la geografía española, incluidos los territorios insulares, que están bajo sospecha de haber cometido delitos diversos relacionados con su puesto en la administración.

La solución es tan fácil como dejar en suspenso la relación del presunto delincuente con el partido hasta que se aclare la cuestión. Pero los críticos de esta solución argumentan que de tomar esa medida, bastaría con que cualquiera acusase de lo que fuese a un político con cargo público para que tuviera que retirarse. Lo cierto es que es fácil imaginar a un político que tome decisiones opuestas a las propuestas por los partidos en la oposición y que «alguien», con tal de desacreditarle, le endilgue algún tipo de corrupción, de esas que se tarda años en resolver.

Lo que nos faltaba, ciertamente. Sin embargo, lo que me provoca este tipo de actitudes, tan realistas, por desgracia, y que me bajan del guindo a marchas forzadas, es pensar qué tipo de gentuza está en los puestos de gestión. ¿No era que persiguen el bien común, el interés de la gente, dejando de lado intereses particulares y partidistas? Parece que no, que la política ha cambiado y ya no es así. Eso en el mejor de los casos. En el peor, tal vez la política siempre ha tenido esta naturaleza.

Bien, en ese caso, propongo que se lleve a cabo la medida sugerida más arriba: que se retiren de la política temporalmente aquellos políticos imputados. Como los españoles, en general, nos comportamos en política como si estuviéramos en el patio de un colegio, lo más probable es que todos o casi todos los políticos acaben retirados temporalmente de cargos públicos y con un poco de suerte, se llegará a la quiebra de este sistema político en el que parece que la manzana sana es, cada vez más, la excepción.

Sobre pensiones y pastillas

Hoy he publicado este artículo en la página del Instituto Juan de Mariana.
El anuncio del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, de las medidas referentes a la reforma de las pensiones en España ha revolucionado el gallinero. Mientras que unos tratan de salvar lo que tiene de positivo alargar la vida laboral, al menos en determinadas profesiones, otros, como Juan Ramón Rallo, insisten en recordar lo peligrosamente parecido que es nuestro sistema de reparto a la estafa piramidal tipo Ponzi o Madoff.
Una de las cosas que un buen maestro debe hacer con su pupilo es iniciarle en el oficio. En mi caso, mi maestro hizo lo propio en 1995 cuando publicamos conjuntamente un artículo titulado ‘Pobres viejos pobres’ en la Nueva Revista de Política, Cultura y Arte. Las conclusiones generales de aquel estudio se sostienen hoy en día. Sobre todo, la principal: el sistema de reparto ha puesto en peligro el futuro de los pensionistas del mañana. Otra de las conclusiones es que pasar de un sistema de reparto a uno de capitalización no es cosa fácil, las transiciones suelen ser siempre complicadas: si el sistema de reparto tiene una amplia cobertura de contingencias es difícil pasar a un sistema de capitalización que cubra todas ellas. Personalmente, aprendí lo complicado que es afirmar cosas a rajatabla cuando se trata un tema complejo que depende de muchas variables que cambian al mismo tiempo pero no necesariamente (y no, normalmente) como nosotros desearíamos. La propuesta del artículo es humilde: el análisis, país por país, de la alternativa privada, a pesar de ser cara y de necesitar un mercado financiero cuidado, para tratar de zafarnos del desastroso sistema de reparto.
Pero el enfoque sobre las medidas del gobierno que me parece más relevante es el que señala Gabriel Calzada en su artículo “Metiendo miedo con las pensiones”. Las pensiones, desde siempre, han sido un arma arrojadiza de la izquierda, empleada para atemorizar a quienes, después de una dura vida de trabajo, quieren retirarse con cierta tranquilidad económica. Y como se trata de una herramienta para ganar votos y titulares, el discurso puede cambiar de un año para otro. De ahí que de abril del 2008 a febrero del 2010 se haya pasado de estigmatizar al gobernador del Banco de España, a reclamar la necesidad de tomar medidas… las mismas que defendía Fernández Ordóñez o parecidas.
Claro que hay miedo intergeneracional ¿los jóvenes del día de mañana me pagarán mi retiro? ¿Qué hacen que no están teniendo miles de niños para asegurarme mi pensión, a mí que pago religiosamente mis impuestos para mantener a los mayores de hoy?
La cosa no es tan sencilla. Dependemos de las proyecciones a largo plazo que los expertos hacen sobre la población, y que suelen ser deficientes; del mercado de trabajo; del crecimiento económico; de los shocks económicos externos (seguimos viviendo, afortunadamente, en una economía globalizada). Es decir, no estamos planificando en un sistema cerrado, en un estado estacionario. Ni siquiera se aplican los incentivos adecuados para que se cumplan las previsiones que los expertos realizan.

Algunos consideran que la cosa va mal desde que las mujeres nos incorporamos al mercado de trabajo y que nosotras creemos que estábamos mejor viviendo como la generación de nuestras madres. Yo no comparto esa idea. Y que la opinión de algunas mujeres se eleve a la categoría de argumento me parece demagógico. La decisión de que la madre y el padre trabajen, la crianza de los hijos, el sustento de la familia, no son decisiones que se tomen en solitario sino en conjunto, y son privadas, así que en todo caso habría que ver qué hacemos las mujeres, si abandonamos el mercado laboral o no, y las razones. Ahora bien, ¿qué incentivos han tenido las familias (no las mujeres) para tener muchos hijos? Pues más bien pocos. Y no hablo, por supuesto, de subvenciones, sino de los valores de la comunidad. En unos casos se impide que las familia ‘atípicas’ críen hijos y en otros se valora el confort y la ‘realización’ de la mujer por encima de otras cuestiones.

Otro tema es si el sistema de pensiones actual está o no quebrado, y si va a quebrar. Y después de leer a unos y a otros me acuerdo de la escena de Matrix en la que Nemo tiene que decidir que pastilla tomarse (si tomas la pastilla azul despertarás en tu cama y te limitarás a creer lo que te interese creer). En mi opinión, la mente humana está preparada para tragar las mentiras cuanto más grandes, mejor. Puedo dudar del cambio que me da el frutero, pero si el gobierno dice que el sistema de pensiones goza de excelente salud seguro que es verdad. Y así, en el imaginario colectivo, es imposible que un país quiebre, si no hay un orden impuesto coactivamente llegamos al caos, y si no dejas que el Estado haga lo que quiera con tu dinero odias a los niños, a los ancianos, a los pobres y quieres la destrucción de la madre Tierra.
Una ronda de pastillas azules, por favor….
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El trampantojo socialista

Un trampantojo (o trampa ante el ojo) es una técnica pictórica que intenta engañar a la vista jugando con la perspectiva y otros efectos ópticos. Si algo ha quedado claro a lo largo del terrible año que hemos dejado atrás hace menos de una semana es que la política del presidente del Gobierno español es exactamente eso: un trampantojo. No creo que haya nadie que siga defendiendo la buena fe y el idealismo de Rodríguez Zapatero; es demasiado evidente que lo que anima cada movimiento de su equipo es engañar al público.
Desde la ley Sinde hasta las bombillas de Sebastián, pasando por las torpezas de las rubias de oro (Aído y Pajín), la sensación es que, más allá de su inicial pretensión de guiar el destino de España hacia algún lugar concreto, las medidas de Zapatero y sus muchachos responden estrictamente a un intento permanente de ocultar rotos y zurcidos. Las cortinas de humo, sin embargo, no han logrado evitar que los ojos europeos se fijen más en los datos del paro que en el «ingenioso» teléfono del maltratador; en el creciente endeudamiento público que en la alianza de civilizaciones. No hay que olvidar que las meteduras de pata en el ámbito internacional han ayudado a que la mirada de Europa se endurezca. La prensa europea ya barrunta algo de lo que nos espera. De manera que la pintura que trata de simular lo que no existe en el trampantojo de Zapatero es un Mr.Bean que enarbola grotescamente una banderita azul con un puñado de estrellas doradas formando un círculo.
Pero incluso si me equivoco y no se trata de un titánico esfuerzo de maquillaje y nuestro presidente tiene un objetivo prudente a la vista y la sana intención de guiarnos hacia él, no me vale. La intención es estéril en este ámbito, lo que sirve son los resultados. Y los de Zapatero son difícilmente empeorables.
Thomas Sowell explica en su libro A Conflict of Visions los diferentes resultados a que conducen dos visiones opuestas de la naturaleza humana, en concreto, aquella que contempla las limitaciones humanas como un dato más, y la que, por el contrario, considera que el ser humano es capaz de aprender de forma ilimitada. Para quienes defienden la primera opción, como Adam Smith, Edmund Burke o John Locke, lo mejor que podemos hacer es minimizar los errores a que conducen esos vicios, en vez de fijarnos metas inalcanzables. Su propuesta consiste en crear entornos y promover comportamientos virtuosos mediante los incentivos adecuados, incluso si de esa manera la virtud se ejerce sin intención. Por otro lado, quienes creen en la perfectibilidad ilimitada del ser humano, como Thomas Paine, Godwin, Rousseau o Condorcet, no aceptan más que el comportamiento virtuoso intencionado. Así se empeñan en desbrozar las causas de las guerras, la pobreza y el crimen, y en ofrecer una solución que lleve al comportamiento virtuoso de la sociedad.
Esta segunda corriente es la que inunda el pensamiento filosófico-político de nuestro país por obra y gracia de la Revolución Francesa. Para quienes se sientan atraídos (espero que momentáneamente) por esas ideas, simplemente quiero recordar que Robespierre esperaba acabar con el baño de sangre al que sometió a Francia tras los primeros momentos de la Revolución «cuando todo el pueblo se haya convertido en igualmente devoto de su patria y de sus leyes». Esa es la realidad más extrema a la que conduce la visión no restringida de la naturaleza humana. Repito: la más extrema. Pero las menos son igualmente ineficientes. Y, en grandes rasgos, esa es la filosofía que subyace a la política socialista (de todos los partidos). Se trata de dirigir la moral ciudadana a golpe de ley, de restricción, erigiéndose en poseedor de soluciones, encaramado en la máxima soberbia que consiste en creer que uno sabe lo que los demás necesitan, anhelan, desean. Y, a partir de ahí, me da lo mismo si la ley pretende que seamos santos o que seamos demonios. Desde mi punto de vista, es una visión del hombre que lleva indefectiblemente al fracaso, por más que se presenten las mejores intenciones como tarjeta de visita.
¿La razón? La ley de las consecuencias no queridas, el orden espontáneo, la naturaleza imprevisible del hombre. En plata: que no se puede meter el mar en un vaso de agua. Lo otro, la planificación desde arriba, la ingeniería social, la hipocresía moral, llevan a lo que ya sabemos: a la erosión de la responsabilidad, a la disminución de la libertad real, a la perversión de las conciencias, a la expulsión de la moral individual.
Estamos avisados.

Volver

Sinceramente, este verano, que he estado más expuesta al ruido ambiental, he sacado la conclusión de que la especie humana está en peligro de extinción. Las grasas no saturadas van a acabar con nosotros. Las carnes flácidas van a acabar con nosotros. El sol va a acabar con nosotros. La polución, las avispas, el cambio climático, el tabaco, el alcohol, internet, los juegos violentos y hasta Jorge Javier del bracete de la Esteban… van a acabar con nosotros. Nada como que venga el Estado-Salvador a protegernos y a decirnos qué comer, cuántas veces ir al gimnasio, qué crema hay que ponerse para seguir tumbándonos al sol estúpidamente y así fardar de cuerpazo modelado en el gim y qué Sexta hay que ver para estar informados de verdádelagüena.

Pero sobre todo, lo que va a acabar con nosotros es la gripe A, antes porcina. En realidad, mueren más españoles al año por picadura de avispa que por esa mutación de gripe. Y sin embargo, hay que estar agradecidos. Esta gripe va a rescatar costumbres olvidadas.
Esos y esas que se lanzan sin preguntar y te sueltan dos besos: al destierro social. Ni siquiera acepto casi el apretón de manos: una buena reverencia, un saludo inclinando la cabeza. Es mucho más fino y menos expuesto.
Esos y esas que te estornudan y tosen desaprensivamente: al destierro social. Y si no saben hacerlo como marcan los cánones (es decir, con delicadeza) pues que se pongan mascarilla.
Y, sobre todo: por fin alguien ha dicho que lavarse las manos no consiste en dejar resbalar agua por las manos, ni tocar el jabón de refilón. Y si no saben o no quieren hacerlo, que el Estado imponga los guantes de algodón blancos. Una buena lavada de manos implica estar extendiendo el jabón frotándose las manos AL MENOS un minuto. Bien, ahora aplíquelo al resto del cuerpo cuando se duche: esas duchas de 30 segundos son un paripé. ¿Cambiará el «ambiente» del Metro a partir de ahora?

También vuelven los anuncios, como decía Daniel Calamonte hace tiempo, y los slogans. Voy más allá: Franco ha vuelto. Cierto, se ha dejado en el camino de regreso el uniforme, la cruz y alguna cosa más. A cambio, nuestros políticos, que hablan del obrero, de la protección, del vil metal y del capitalismo como si fueran franquistas, tienen la RP: Religión Progresí, con sus sacerdotisas, sus himnos, códigos de comunicación y sus mandamientos. Un ejemplo: pudiendo culpar a un hombre de una disputa ¿para qué hacer justicia? el machismo histórico justifica la injusticia de hoy. Otro: no desfallecerás en la lucha por el voto. Podría seguir, es más, no descarto dedicar un rato a escribir los mil y un mandamientos progresís.

Vuelven las actitudes palurdas de cuando llegó la democracia (como si llegara ella personificada en una mama-chicho) y Esteso y Pajares vestidos de garrulos hacían gracietas. Lo que pasa es que ahora se dicen las mismas estupideces desde un ministerio (o varios) y con la intención de que aquello cale… y cala. Que es lo peor. Cala. Un ingeniero agrónomo, profesor de la Carlos III, con experiencia en el Banco Mundial, publicaciones y de todo te dice cosas como: «No hay una sola publicación científica que demuestre que no es cierto el cambio climático… lo he visto en un documental». Y tan tranquilo. Y cuando le explicas que a ti también te preocupa el medio ambiente pero no quieres que lo pongan como excusa para robarte (más) dinero o para desviar fondos que se podrían estar empleando en salvar vidas en África (por ejemplo), te llama negacionista y te dice que tu te basas en periódicos sesgados. Y cuando le mandas una lista de artículos publicados en revistas cientificas que avalan tu moderación, te salta con que no son revistas de la rama adecuada. Y él con su documental.

Los mensajes perversos por grotescos que nos parezcan a algunos, calan en la gente. El capitalismo para ellos significa empresas grandes compinchadas con el Estado para explotar al resto. Pero en esa ecuación el Estado (es decir los gobernantes mangantes que son los individuos que pactan y se lo llevan crudo) queda ileso: es inocente. Y siguen con la matraca de que todo es culpa de quien quiere lucrarse, como si ellos dejaran pasar una oportunidad de lucro, o incluso de aparentarlo. En este país en el que la Concha y el Mariano de turno hasta ayer mismo pedían un crédito para que la niña tuviera una Primera Comunión en condiciones, con traje de Sisi emperatriz, banquete para todos, y Parque de Atracciones o capea. Querer fardar está bien pero decir en alto «Quiero que mi empresa tenga beneficios» es un pecado mortal en la religión progresí.

Y ahora viene Pepiño y nos cuenta, como reflexión personal, en la emisora del régimen (la Ser), que si hace falta subir los impuestos a las rentas más altas para pagar las prestaciones sociales prometidas, ¡pues él se ofrece voluntario, qué caray! Una amenaza en toda regla. Y no dice cómo está ahorrando el gobierno, con qué cuidado está revisando los gastos, las subvenciones… porque no lo está haciendo de ninguna manera. Pero la gente tragará, entre otras cosas porque el «tirón» de Arenas diciendo que es mejor bajar impuestos, que las administraciones recorten gastos y llevar a cabo reformas en profundidad, es infinitamente menor que el de Pepiño emulando a Teresa de Calcuta, hablando a favor de los más necesitados. Esfuerzo y sacrificio hermanos… pero vuestro, cualquier cosa con tal de no perder votos.

El otoño se perfila agitado. Yo lo que quiero que vuelvan son… las vacaciones.

El limbo de la política, Bruselas.


Ahora que hemos empezado la campaña europea, miro las listas de candidatos y me da la sensación de que ser eurodiputado es como ingresar en el limbo de la política, pero con 3.000 euros al mes de premio (o indemnización) en el bolsillo.

López Aguilar, Carmen Romero, Magdalena Álvarez (Maleni hablando er inglé tiene que ser de partirse el bazo… no hay narices, claro, le pondrán tradutó), Mayor Oreja, Izascun Bilbao (ex-presidenta del Parlamento Vasco), Miguel Durán (por esa extraña alianza entre Ciutadans y Libertas que ha causado tanto revuelo)… son como almas que quedan retenidas a la espera de la redención del ser humano, que es la definición de limbo.

Y pensándolo bien ¿qué mejor que mandar a Magdalena Álvarez al Parlamento Europeo para que no vaya y además cobre tres mil euretes del contribuyente? Pues mejor que ahí, ¡en ningún sitio! Ya la han castigado con su destitución y con el beso de la paz Esperanza-Pepiño. Yo creo que ese cruce de sonrisas cómplices ha hecho brotar sarpullidos a la pobre Maleni… ahora, guapa, a aprender idiomas, viajar un poquito, y fardar de carné de eurodiputada.

O Carmen Romero, corneada, pero fíjate qué bien lo llevo, lo estupenda que estoy y lo activa que me encuentro… mismamente como la Clinton.

El caso de Izascun es diferente, es más una indemnización, si consiguen algún escaño, después de salir del cargo por un matrimonio de conveniencia y para dejar el sitio a una jovencita de treinta y pocos.

Mi voto será el de siempre: no dedicaré ni una pizca de mi energía a trasladarme al colegio electoral y votar por nadie. Ni para votar en blanco: este sistema, esta Unión Europea, no solamente no me parecen la única salida, es que me parece de las peores alternativas que tenemos frente a nosotros. Da (más) alas para que nos cuelen goles como soles, amparados por argumentos de gran calado como «es que lo dice la Unión Europea», «somos los mejores de Europa en calceta», «estamos a la cabeza de Europa en número de personas que reclaman subvenciones indebidamente», «vamos a implementar esto, porque si no, igual nos miran mal… y eso no peude ser»…

Que a mí me recuerda a Paco Martínez Soria y a las pelis de Pajares-Esteso (y pido perdón a todos ellos), cuando plasmaban en plena época del destape al paleto que se cree que todo lo que venga de fuera es de lo bueno lo mejor y de lo mejor lo superior. Era cuando se creía que el extranjero entiende mejor el castellano si se le grita y uno alardeaba y decía «pues yo conozco un extranjero» o «he ligado con una sueca». ¡Cuántas satisfacciones de los machos ibéricos de los 70’s a costa de las suecas!

Pues ahora igual, pero en versión cutre, acomplejada, y pretenciosa. Porque Martínez Soria era un paleto sin disimulos, y llevaba como nadie la boina (que tiene su aquel), pero eso de pretender ser el Obama del pueblo, pretender que uno «se codea» con lo más de lo más, hablando un inglés que no pasa de «duyupikinglis», «yes, maifren», «espein is diferen», güiar degüor, güiar dechildren»… pues no encaja. ¿No?

Ya sé, ya sé… ¡lo que me queda por ver todavía!…

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Los chicos "malos" del PSOE preparan una huelga general en Madrid

Con talento y ¡con un salero!
A Zapatero sus chicos le sacan los colores. Después de convencernos a todos, de inocular en nuestro lenguaje cotidiano la idea del PP «duro» y el PP «blando» como si fueran donuts de azúcar o de chocolate, resulta que en el PSOE hay izquierda… y, por tanto, es de suponer que también hay centro, y hay derecha…

Los camaradas de la Izquierda Socialista-PSOE son de lo bueno lo mejor y de lo mejor lo superior. Y como lo digo lo siento, don Manué (que cantaba Martirio). Por fin alguien habla claro en este país.

Perlas ensangrentadas de su página web:
Desde el punto de vista de los intereses de los trabajadores, es necesario destacar, en primer lugar, que el hecho de que un consejero del gobierno de la CAM pueda montar un equipo parapolicial y que este equipo, además, obtenga información a través de los contactos que tiene dentro del aparato del Estado (policía, guardia civil, que les han suministrado direcciones de particulares, propietarios de coches, etc), es un escándalo que saca una vez más a la luz lo que realmente se cuece en la cocina del Estado (o en las cloacas, como en su día comentó Rafael Vera secretario de Estado de Interior con Felipe González) y da la auténtica medida de lo que la burguesía entiende por “democracia” o “Estado de derecho”. Hoy utilizan estos métodos para pelearse entre ellos, pero toda la experiencia de la lucha de clases demuestra que estos mecanismos son atizados, y a una escala mucho más amplia, contra el movimiento obrero y contra sus más destacados dirigentes.

(Una cosa… ¿saben que el partido en el gobierno es el suyo?)

Los dirigentes del PSOE, IU, UGT y CCOO, que hasta ahora se están limitando a la denuncia institucional de estos hechos, deberían pasar a una seria ofensiva en las barrios y en los centros de trabajadores y de estudio con una campaña que vinculara la exigencia de depuración de todas las tramas parapoliciales y reaccionarias incrustadas en el aparato estatal con la defensa de la sanidad y la educación pública, que está sufriendo un duro ataque del gobierno de Esperanza Aguirre. Esta campaña debería culminar en una huelga general en la Comunidad de Madrid y la exigencia de elecciones anticipadas.

(Que viene a decir… «la vamos a liar parda». Esperanza, ¡cuerpo a tierra!).

Para solucionar la crisis en Galicia… talante, pero digámoslo en alto… MARXISTA:

Los próximos años van a estar marcados por un auge de la lucha de clases sin precedentes en las últimas décadas. La crisis económica está creando situaciones explosivas en comarcas enteras del país. Los despidos en la automoción van a provocar un estallido en toda la comarca viguesa. El resultado de las elecciones no va a variar sustancialmente la perspectiva de una explosión de la lucha de clases.

Los marxistas tenemos clara la necesidad de evitar el regreso de la derecha a la Xunta. Pero lo fundamental es que la izquierda lleve adelante un programa de verdadera transformación social.
Un poco probable regreso de la derecha a la Xunta, tras un pasajero sock, no paralizaría en nada la movilización de la clase obrera. Una reedición del actual bipartito tampoco lo hará. Las recetas de la socialdemocracia son bien conocidas: más dinero para la patronal a cambio de nada. La consellería de traballo acaba de anunciar una nueva “ayuda” de 25 millones de euros para los empresarios de la automoción. Esta política de trasvase de dinero de los impuestos de los trabajadores a manos de los capitalistas no está teniendo ningún efecto a la hora de evitar los despidos. El PSdeG y el BNG deben nacionalizar Citroën y sus empresas auxiliares, sin indemnización y bajo control obrero, como la única forma de mantener los puestos de trabajo y evitar una catástrofe social. Este es el único programa realista para defender el empleo, y los trabajadores debemos exigírselo a los dirigentes del PSdeG y BNG.

Este post se lo dedico al anónimo anarco-liberal que ha comentado en el post de Esperanza Aguirre. Supongo que a esto se refería cuando ordenaba los enemigos de la libertad por orden de prioridades… A mí no me gusta elegir entre lo malo y lo peor, soy una cabezota.

Y si alguno piensa que son cuatro gatos, aquí está la página web.

(¿Ven ustedes al autor de Políticas públicas para resolver la crisis, Vicenç Navarro? Es catedrático de la Universidad Pompeu Fabra y se ha negado a compartir mesa conmigo en unas jornadas sobre liberalismo que tendrán lugar en abril en Barcelona. Después de haber aceptado, explicó que el formato de debate con una partenaire liberal no le gusta… ¡no me digan que no es un ejemplo de talante de pinganillo!).