Lo mío con los grupos, Ricardo

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Que lo mío con los grupos es otra cosa, Ricardo. Que no es porque yo sea individualista. Que lo soy ¿eh? pero es otra cosa. Porque un individualista se sabe necesitado de los demás y reconoce la individualidad del otro, por eso está deseando intercambiar con él, ¿el qué? pues de todo… palabras, miradas, bienes, servicios, canciones. Lo que surja. Pero hay cosas que me superan. 

Y mi problema con algunos grupos es la falta de identificación. Me siento excluida, diferente, noto que los demás también me perciben así. La sociedad es hipócrita. Y ese complicado juego de pies en el que te excluyen, te mantean y, si aguantas y les haces gracia, te incluyen pero como por favor, se manifiesta de la siguiente manera:

«Hola, qué tal, cuánto tiempo sin echar un rato juntas ¿no? Oye, que sepas que eres una más, y te hablo como tal. Mira, ¿quieres un cigarro? Ah no, que lo dejaste otra vez. Pues eso, que eres una más con tu ropa diferente, tu pelo diferente, esas cosas raras a las que te dedicas, ¿cómo era? ah, sí, libertaria, ¡no! liberalista,  libertariana, bueno, lo que sea, porque no eres la única que vas a la tele pero es que estás ahí en medio repartiendo a todo el mundo. Y que estoy de acuerdo contigo, ¿eh? Sin duda, pero yo prefiero quedarme en casa y no meterme en nada, que ya bastante debate tengo entre la casa los niños, el trabajo, y oye, que aunque tengo un servicio estupendo, no me da la vida para más. Lo dicho, que eres una más. Y mira que de repente te veo hacer unas cosas… No sé, de repente te dedicas a escribir cosas sobre científicos, y digo yo ¿para qué?, que no te he leído, ni lo de Voz Pópuli, pero vamos, que sé que escribes, porque me lo comentó Blanca, cuando le pregunté por ti. Es que tienes mala cara, y le pregunté que qué te pasaba, tú que siempre estás activa, corres por los pasillos y estás de broma todo el tiempo, que me lo dicen los alumnos, que se parten con las tonterías que les dices. Que no digo que no des tu clase bien, que seguro que sí. Yo es que soy de otra manera, a mí me gusta marcar bien la distancia. Y les llamo de usted, como está mandado. Pues eso. Igual deberías comer mejor. Porque te veo a las doce con tu barrita con tomate y tu café pero sé, que me lo dice Javi el encargado, que luego no comes. ¿Cómo no vas a estar cansada? Pero dice Javi que no hay manera, que no puede contigo.
¿Sigues yendo al psiquiatra? Ah, lo dejaste hace seis meses. Sí, te entiendo. Mucho mejor llevar tú las riendas de tu vida, y lo de las pastillas… yo no te decía nada porque sabes que no soy chismosa pero a mí nunca me ha gustado lo de las pastillas. Es que es eso, los psiquiatras a la mínima, pastillazo. Y yo prefiero arreglar mis cosas a mi forma. Yo voy al gimnasio. Y me pego unas sesiones de spinning que no veas. Me quedo como la seda. Ni psiquiatras ni nada.
Tú lo que tienes que hacer es echarte novio. Ya verías qué pronto dejarías de hacer tantas cosas. Porque yo veo todo lo que haces y me canso. Y pienso ¿y cómo podrá? Pues porque no tienes pareja. Hazme caso. Cambia de liga que los más mayores son menos exigentes. Y tú tampoco te pongas muy densa y sentida, si total, para lo que nos queda por disfrutar, no hay que ser tan especialito ¿no?
Venga, te dejo, que ya sabes, que eres una más, siéntete integrada que aquí somos todos iguales.»

Y así, no, Ricardo, así no.

 

4 comentarios sobre “Lo mío con los grupos, Ricardo

  1. ¿Esto es autobiográfico, inventado o una adaptación de algún texto de Pérez Galdós? Ilustra de maravilla la hipocresía de la sociedad y que una cosa es integración y cooperación y otra chismorrería.

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