El don de la oportunidad de Elena Salgado

 

Nota de prensa de Presidencia: Los miembros del G-20 destacan la oportunidad de las reformas financieras emprendidas por España.

Y en el texto leemos que es lo que Salgado ha comentado tras la reunión. Ha habido varias menciones a la oportunidad de las reformas financieras en España. Es decir, no son los periodistas que quieren hacer sangre, es ella que toma como un halago estas palabras.

A mi me parecen una crítica con pasada de mano por el lomito. Porque objetivamente ¿han sido oportunas las reformas financieras? Pues depende del objetivo que uno considere. Lo han sido si lo que se pretende es evitar ser intervenidos y quedar como los segundos peores de Europa (después de Grecia) y que te pongan las orejas de burro.

Pero si se trata de estar a la altura de la crisis, pues no. Por más que nuestro sistema financiero no se comportara tan mal como otros por las directrices conservadoras del mismo, el sistema se desangra por la herida de muerte que suponen las cajas. Y ahí ni el PP ni el PSOE tomaron medidas en el momento oportuno. Al revés se sirvieron de las cajas para pagar favores electorales, o para mostrar su poder… cualquier cosa menos plantear una reforma racional para despolitizar las cajas de ahorro. Porque, no nos engañemos, el mal de las cajas es su politización.

Eso sí, ahora vamos de adelantados porque aplicamos Basilea III antes que nadie. Pero ahí sigue el problema principal sin resolver. Y eso es como aprobar gimnasia y suspender lengua y matemáticas.

2 comentarios sobre “El don de la oportunidad de Elena Salgado

  1. Presiento que las rimbombantes y mediáticas reuniones del G-20 deben representarse algo así como un remix de los Hnos. Marx en el Oeste. Todo el mundo sabe de su existencia, pero nadie ve ni se beneficia de su nula utilidad, como demuestra su loa a la aplicación de unas medidas especiales para la galería del donde dije digo y donde digo Diego, que ni existen ni se aplican, dejando claro que parten de sus confortables orígenes estatales, con un nutrido y elegante puñado de frases hechas para el bienqueda, tan hueras y vacías como sus propias ideas, que ni existen ni se aplican.

    Si de verdad estuvieran dispuestos a hacer algo por las economías respectivas, lo tendrían bien fácil. Bastaría con una buena soga y la improvisación de un cadalso político-personal, en sus garajes o toilettes.

    Pero esa medida, aún siendo la única que resultaría de probada eficiacia con resultado feliz para el paganismo en general, nunca la tomarán por sí mismos. Tal vez alguien debería proponérsela con la debida contundencia y autoridad.

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