El Estado socialista es una mujer

En concreto es La Reina de Corazones.

Recuerdo la cena de apertura del Congreso de Public Choice «Los problemas de la Democracia», que dirigió Pedro Schwartz y coordinamos José Mª Rotellar y yo en el año 2005. Me senté en la mesa entre Carlos Rodríguez Braun y Anthony Jasay. Carlos y yo comentábamos que en inglés se habla de «nanny-State» mientras que en español de «papá-Estado» y si era más adecuado asignar un papel femenino o masculino al Estado, si era la madre más sobreprotectora o lo era el padre. Anthony de Jasay medió entre ambos y expicó que el Estado debería comportarse como un padrastro: no se entromete, simplemente crea un clima que facilite la minimización de conflictos entre la madre y los hijastros. Me pareció brillante su analogía.

El otro día vi la película de Tim Burton Alicia en el País de las Maravillas y ante mis ojos apareció la representación del Estado socialista: era la Reina de Corazones.

Esa mujer bajita y cabezona le cortaba la cabeza a todo aquel que osara, no solamente cuestionar su criterio, también a quien se atreviera a sorprenderla. El diferente a los demás, o a ella, el que no se amoldara a sus cánones era condenado. Cuando, en el balcón, el Sombrerero Loco le confiesa que sus cortesanos se han puesto partes del cuerpo falsas para parecerle agradables y que no les castigara, la Reina se sorprende y condena a todos a que les corten la cabeza.

Eso es lo que hace el estado socialista: iguala según sus cánones cortando la cabeza del que sobresale, al que es mejor, al más listo, al que destaca por su excelencia, su arrojo empresarial… le corta la cabeza extirpando los incentivos: los posibles beneficios. ¿Es usted exitoso? Pues tiene un deber moral con quien no lo es y el estado socialista se va a ocupar de solucionarlo… ¡que le corten la cabeza!

9 comentarios sobre “El Estado socialista es una mujer

  1. maría: me encantó lo del padrastro! Ahora en Guatemala tenemos una vice, que aparentemente va por las mismas líneas del personaje de la película. Ahora, cada vez que vea a la vice, me voy a imaginar la actuación de la actriz.
    Saludos.

  2. Pues Milady y demás comentaristas, no estoy de acuerdo con su comentario.

    Primero porque de las premisas no se sigue que el estado sea una mujer, sino que esa mujer en concreto podemos asimilarla a una figura como la del estado socialdemócrata. Es en si una suerte de complejo de Edipo mal curado (o de Electra) por el que la figura paternal nos reprime nuestros deseos de hacer lo que nos dé la gana y lo usamos para así justificar todas nuestras frustraciones, de tal manera que hasta que no logremos desmitificar al represor y comprender sus acciones dentro del marco del proceso de crecimiento, educación y maduración no estaremos libres de dicho complejo.

    Pero como digo no es el Estado como una mujer, sino como esa mujer en concreto. Una mujer, una figura…. Una Reina, que en la cima de su poder absoluto, sobre la vida y la muerte, lo ejerce de manera tiránica. Una mujer, en este caso, porque podría ser igualmente un hombre, no elegida por el pueblo y al que todo el pueblo se le somete… por ley, tradición,….. por miedo.

    ¿Pero qué ocurre en un estado democrático? En el Estado democrático no hay una figura a la que recurrir de manera tan extrema en cuanto a la caricatura del Estado. No olvidemos que elección tras elección, con todos los matices que queramos ponerle, con todos los desengaños, con todas las trabas hacia la pluralidad, que habría que ver qué consecuencias tiene, son los ciudadanos los que eligen quienes les gobiernan.

    Y el resultado es el siguiente, estado y más estado.

    Mañana se van a producir distintas huelgas en la función pública. Huelgas contra gobiernos de comunidades elegidos no hace ni un año, en unas circunstancias terribles para la economía de esas comunidades, para sus gobiernos mas bien, en los que las deudas que arrastran de los gobiernos anteriores en muchos casos, en otros son los mismos con parecidos problemas de deudas, al tomar las medidas precisas para tratar de salvar la situación los que apoyaron a los perdedores, o los que son perdedores reincidentes, van a querer subvertir el orden democrático para cuestionar las medidas en la calle, mediante la violencia, y tratar de seguir como hasta ahora.

    Ya no estamos en un complejo de Edipo, estamos en un estadio anterior, estamos en la infancia que busca el mantener un estado paternal, o maternal, que nos cuide de todo mal, que nos proteja, alimente, eduque, dirija, sin que se note mucho, pero sobre todo que nos garantice que estaremos libres de la frustración de no asumir la responsabilidad de nuestro mal obrar, de nuestra falta de esfuerzo por mejorar, de nuestra incapacidad por innovar y crear cosas que el mundo demande sino que queremos seguir viviendo en armonía con nosotros mismos y nuestra conciencia adormilada.

    Un estado que si, que corta las cabezas a los que sobresalen porque eso forma parte de la elección libre de una mayoría de gente que ven en el que sobresale un reflejo de su incapacidad. Que hace de la envidia una forma de vida. Que acusándoles a ellos de ostentación de sus éxitos negamos nuestra incapacidad par alcanzarlos.

    Y eso es lo que se elige.

    No es un monarca absoluto que nos domine. Es el deseo de no crecer.

  3. Creo que es un artículo que destila calidad literaria y una fina ironía que debería ser leído por gente como Bastiat, que no sabe leer entre líneas. Por si no se ha dado cuenta, en España, el Estado se comporta literalmente tal cual. Y mantengo, por supuesto, mi tesis de que es la sociología meridional avezada por el más repulsivo experimento sociológico que pueda recordarse, como es la Constitución y el sistema de partidos que precisamente es anticonsitucional por incumplir varios artículos de la misma.

    Es muy, pero que muy fácil echarle la culpa a factores ajenos y no mirar los errores propios y tratar de mejorar como haría un buen emprendedor. Porque el diamante del poder oligárquico-financiero-empresarial-sindical es el que ha hecho de España un patio de monipodio. Y ésto es insostenible.

  4. Howling… no me cabe duda de que puedo tener déficit de comprensión lectora, sobre todo cuando quien se expresa lo hace entre líneas y no en las líneas que escribe, según Ud. Pero yo no he negado la mayor, el estado se comporta como una cortadora de cabezas, sino que discrepo que la conclusión se siga de las premisas.

    Al igual que Anthony Jasay no contesta a la pregunta que se plantean la propia autora y Carlos Rodríguez Braun que si sería macho o hembra la figura correcta para definir al Estado.

    Lo que lamento es que Ud. no analice mi comentario. Lo mismo no escribo mucho entre líneas.

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