– «¿Tú eres la del IJM que me quita votas con el partido libertario ese?».
– «No. Yo soy la del IJM que te los quita promoviendo la abstención».
Esas fueron las palabras que cruzamos Esperanza Aguirre y yo en una cena muy concurrida el lunes 28 de marzo.
Hoy, entrevistada por Inda para OkDiario con motivo de la salida de su libro «Yo no me callo», ha dicho que Zapatero es el padre de todos estos podemitas que se han colado en nuestras instituciones.
Hay que tener una memoria de pez y una lengua desafortunada para decir eso el día de la renuncia de Soria, ministro del PP, partido de «color Esperanza». Si bien es verdad que ella no ha estado imputada directamente excepto por el tema de la fuga policial cuando aparcó en segunda fila en plena Gran Vía de Madrid, su entorno es un lodazal.
Desde la estación de AVE en Yebes (Guadalajara) «casualmente» en las propiedades de su tía y en el pueblo donde su marido y su familia tienen terrenos, pasando por el espionaje político endosado a Ignacio González, hasta el sonado Tamayazo, Esperanza se ha visto siempre en el ojo del huracán. Siempre ha declarado que se sentía «muy abochornada» por haber elegido gestores tan malos. Pero nunca se ha ido definitivamente. Es más. En medio de la legislatura, siendo presidente de la Comunidad de Madrid, dejó a sus votantes y a los madrileños con cara de bobos en manos de una persona que no había sido votada, Ignacio González.
Los escándalos que le salpican más recientes son dos (de momento).La trama Gürtel, en la que la Unidad de Auxilio Judicial decía en el informe presentado al juez que «de forma habitual el contrato se ha fraccionado en varios servicios por cuantías menores a 12.020 euros para eludir el concurso» y así facilitar la adjudicación a dedo. Y el caso Púnica todavía pendiente y que se refiere a la financiación ilegal del partido.
Eso en su micromundo. Pero recordemos que Esperanza pertenece a uno de los dos grandes partidos que nos han gobernado casi toda la democracia (excepto los años de UCD). Si hay alguien responsable del desgaste institucional, del hastío y desconfianza de la gente de bien, son ellos. Los unos y los otros. Los casos de corrupción desde González hasta hoy, sin dejar a uno solo, independientemente de si uno aplicó tal medida económica más liberal, o el otro también, o si éste mejoró la libertad civil o no, todos ellos han sido ejemplos de negligencia. Tanto en lo referente a la corrupción, como a la manipulación de las instituciones diseñadas para salvaguardar la propia democracia y el imperio de la ley (por ejemplo, repartiéndose los componentes del Consejo General del Poder Judicial sin rubor).
Así que, Esperanza, el padre de todos estos podemitas es ese hastío generado por partidos como el tuyo, tanto a nivel nacional como autonómico y local. Eso te convierte tal vez en madre del hartazgo y abuela de los podemitas.