Qué cosas no son malas de Trump.

(No se trata de cosas buenas. Se trata de cosas que pueden gustar o no pero son irrelevantes. Inquietan, le hacen desagradable, pero no justifican que se considere como un peligro al nuevo presidente de Estados Unidos).

  • Su espantoso flequillo. Yo también espero que el viento se lo levante.
  • Su cara naranja. Tal vez cambió el color de las cortinas del Despacho Oval de rojo a dorado para que no desentonara.
  • Su mal gusto, en general. Esa foto con Nigel Farage en el ascensor dorado, lo dice todo.
  • Su mirada altanera. Qué le vamos a hacer. Es un chulito. Pero es más importante su visión como estadista.
  • Su manera exagerada de gesticular. Gesticula más que yo, que ya es decir. Y peor. Su lenguaje no verbal es el paradigma de lo que no hay que hacer.
  • Sus salidas de tono tan poco elegantes. Y encima, en comparación con Obama, que siempre ha sido muy escrupuloso con las formas, le hace un patán.
  • Sus formas con su esposa no son corteses. Es parte del personaje. Lo genial es que sean las mujeres progres las que le afean la conducta y señalan lo galante que es Obama. Que a mí me parece fenomenal, pero son las mismas que hace dos días fulminaban con la mirada si un hombre les abría la puerta.
  • Melania, su esposa, posó desnuda para una revista y trabajó ilegalmente de modelo en Estados Unidos. No depende de él. Cada cual se casa con quien le da la gana.
  • Su mujer no tiene estudios. ¿Y qué?
  • Sus hijas parecen Paris Hilton. Sí, han heredado el sentido del gusto del padre, pero eso no tiene por qué afectar a su mandato.
  • Su hijo de 9 años tiene siempre gesto torcido, como disgustado. He leído esta crítica en twitter. Es de vergüenza ajena que se critique al niño para desprestigiar al padre.

Dicho todo esto, Trump es un verdadero peligro por otras razones: nacionalismo, proteccionismo, imprevisibilidad, mercantilismo, gasto militar… Razones económicas de momento, que pueden ir acompañadas de razones políticas, como restricción a la libertad de prensa, etc., pero eso está por llegar. O no llegar.