Septiembre rumboso

Llega el otoño con su vuelta al cole. Las asignaturas pendientes nos miran con una malévola sonrisilla: 820 euros por alumno se van a gastar los españolitos de a pie de media, catorce mil autónomos que han desaparecido entre enero y junio y un panorama económico que no nos ofrece muchas oportunidades para afrontar el curso con mucho optimismo.

Este trimestre toca vender los Presupuestos Generales del Estado 2011 y eso implica, para quienes miramos y pagamos, el desfile de máscaras de todos los otoños. Cada cual en su papel, con su pareja de la mano, nos intentarán convencer entre todos de que se han hecho los deberes, estos presupuestos son los más sociales a la par que baratos, la oposición oposita, y si pueden, tratarán de convencernos de que por el mar corren las liebres. Y nosotros, miraremos y pagaremos, como de costumbre.

Al parecer la novedad más notable es que el ministro Blanco se ha operado los ojos para eliminar las gafas de su imagen y de su vida. De resto, más de lo mismo. La prima de riesgo de la deuda española respecto a la alemana sigue acercándose a los 200 puntos y los seguros de impago de la deuda española siguen subiendo. Volvemos a ser líderes de paro en Europa, casi diría que en Occidente, en todas sus modalidades. Hay un 20 por ciento de la población que no puede permitirse el lujo de la depresión posvacacional: no tienen trabajo al que reincorporarse.

El Índice de Clima Industrial, que representa el mayor o menor optimismo de los empresarios del sector industrial respecto a la situación actual de su actividad y sus perspectivas de evolución futura, está en 11 puntos por debajo del publicado por la Comisión Europea correspondiente a la Zona Euro, y 12 por debajo del ICI del conjunto de la Unión Europea. La cosa asusta.

Nuestro presidente, mientras tanto, vendiendo deuda en China y Japón y asegurando que España no ha pedido ni pedirá dinero. Ya, y Clinton no tuvo relaciones sexuales con la becaria. Una entiende que sus ausencias en el funeral de los guardias civiles asesinados, en el conflicto con Melilla, y en casi todo a lo largo de este verano, se debía a que estaba ensayando su cara de joker, perdón, de póker, ante el espejo. Reconozco que es un hombre con una increíble capacidad para defender algo y lo contrario en la misma frase sin que nadie le reproche nada. En sus últimas declaraciones desde la tierra del Sol Naciente ha dicho que seguirá tendiendo la mano del diálogo a los sindicatos y a renglón seguido ha asegurado que va a aprobar la reforma laboral y la de las pensiones a pesar de los sindicatos. Sería magistral si no fuera porque juega con nuestros recursos, con la recuperación económica y con los dineros de nuestros mayores.

Casi dan ganas de sacudirse los escrúpulos y sumergirse en el circo de los programas cuya máxima preocupación (y fuente de ingresos) es si Letizia se lleva o no con Elena y Cristina o si Belén y la Campa se han vuelto a insultar. Tampoco hace falta… tenemos las elecciones autonómicas y municipales a la vuelta de la esquina y, al menos en Madrid, los candidatos de la derecha (Esperanza Aguirre y Jaime Lissavetzky) y los de la izquierda (José María Fidalgo, si finalmente le da el sí a UPyD, y Alberto Ruíz-Gallardón) ya estrenan la mejor de sus sonrisas y miran con el rabillo del ojo la zarzuela de la Federación Socialista Madrileña con Tomás Gómez y Trinidad Jiménez en los papeles protagónicos y Zapatero de telón de fondo, omnipresente en todo lo que pase en su cortijo, como los buenos caciques.

Septiembre vuelve y con él la caída de la hoja… y de los pantalones…

6 comentarios sobre “Septiembre rumboso

  1. No lo creimos cuando dijo la verdad. Cuando aseguraba que no había crisis, sabía muy bien de qué hablaba. Ya sabía él muy bien hacia donde nos llevaba. Solo le faltó decir «cuando os deje a todos con una mano delante y otra detrás, y endeudados hasta los riñones de vuestros tataranietos, os vais a enterar de lo que es crisis».

    En ello anda. Ya no le falta mucho para cumplir sus objetivos. De ahí su aspecto feliz y campechano regalando sonrisas y gracietas a los estupefactos asistentes a los foros, en los que aún les dejan entrar, como la de que ‘los parados en formación, no son parados’ y que somos los pioneros en esto del «laboratorio del paro».

    Groucho Marx se ha escapado de las pantallas y hace sus ‘pases a pantalón bajado’ desde la Moncloa. Es para partirse de la risa.

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