Canción de otoño… en otoño.

… cuando quiero llorar, no lloro y, a veces, lloro sin querer.

Así decía la Canción de Otoño en Primavera, de Rubén Darío. Hoy el otoño se ha inaugurado con un bombazo en Santoña, donde se casaron Joaquín y Teresa. De nuevo Santoña, de nuevo un objetivo militar.
¡Qué se puede decir! Pues nada. A ver qué milonga cuentan, con cuánto afán condenan, y se indignan y dicen que van a hacer todo lo posible, llegar hasta elfinal… y dicen, dicen… y qué casualidad que las cosas andan turbias por el estatuto y la decisión de los prebostes europeos de no dar la razón al hijo secreto de Mr. Spock.

Por casualidad, en un taxi (como siempre) he oído La Ser. Hablaban de la memoria histórica. Habían invitado al nieto de uno de los fusilados del bando republicano cuyos documentos se han recuperado. No podía dar crédito. Como tengo familia en ambos bandos, y no comparto la ideología de ninguno de los dos bandos, mi análisis no pretende ser tendencioso.

En primer lugar, el señor que hablaba estaba indignado porque su abuelo fue apresado cuando, al acabar la guerra, volvió a su puesto de trabajo «normal». Trás el golpe de Estado, le habían trasladado a Valencia, donde estaba el gobierno de la República, y el hombre, que aseguraban que era «inocente», fue trasladado a Tarancón porque, dada su pericia en TELECOMUNICACIONES, era un eslabón importante para las transmisiónes del gobierno con el resto del territorio republicano. Supongo que no disparó a nadie, como muchas otras personas, que tampoco mataron y sí fueron fusiladas por ambos bandos. La labor de este hombre era muy relevante y no creo que fuera imparcial, no sé cuántas muertes dependieron de esas comunicaciones. No justifico su fusilamiento, que conste, como el de nadie, no estoy a favor de la pena de muerte. Ya me sé todos los argumentos, así que antes de que nadie trate de argumentarme: es inútil, no estoy a favor.

La segunda cosa que me ha llamado poderosamente la atención es el asombro con el que contaban que ¡fíjate tú! el juicio había sido sumarísimo, y había durado…nada… fue inmediato y, oiga, la sentencia ocupaba menos que el informe del fiscal… ¡qué cosa! Y, ¿saben qué más? que eran los porteros quienes, alentados por el «régimen», denunciaban a los vecinos.

Pues sí. Eso es la guerra. Eso y cosas mucho peores. ¿Qué se imaginaban? No hay imparciales, si te pilla en zona incandescente te quemas de todas todas. Y, desde luego, se da pie a que los peores instintos, las más sucias revanchas y ajustes de cuentas se materialicen por debajo de la falda de la guerra. Es atroz, fratricida, tremendo… sí, así fue. ¿En serio se sorprenden? Ya lo sabíamos. Hace casi 70 años que lo sabemos. Y no sirve de nada que nosotros, la tercera generación, abramos cicatrices. Creo que nuestra obligación moral es escuhar y apoyar a nuestros mayores (padres y abuelos) que sí la vivieron. Deberíamos haber aprendido a valorar la paz en la que nos hemos criado, las razones que llevaron a esa confrontación, y a evitar que se vuelvan a dar esas circunstancias. Desde luego,este gobierno estáempeñado en que no sea así.

Muchas veces trato de imaginar qué habría pasado si Franco no se hubiera levantado en armas o si hubiera perdido la guerra. Podríamos haber vivido bajo la dirección de otro «caudillo», el camarada Carrillo. Después de su actuación «brillante» en la guerra, íbamos apañados. A lo mejor yo (de haber nacido) habría sido astronauta, en vez de economista.* Pero dudo muchísimo que España hubiera conseguido el desarrollo y el bienestar que ha alcanzado, una vez superada la fase autárquica y llegada la democracia.

Lo que no puedo imaginar es qué sería de nuestra identidad. Tengo la terrible sensación de que nos habrían borrado hasta las huellas digitales.

*La primera mujer astronauta fue Valentina Tereshkova, los soviéticos aprovechaban cualquier recurso para la gloria de la revolución, del pueblo, y esas cosas, sin mirar si era mujer u hombre.

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