No pude conocer a González Pons…


… ¡me cachis!

Estuve en el Curso de Verano del CEU de Elche celebrado en Finestrat, que iba a ser inaugurado por este señor de sonrisa tan falsa como perpetua. Pero la política es la política y el hombre debía estar trabajando duramente por el bien de todos nosotros.

La gente, el arroz y el tiempo, muy bien, desde luego. Pero yo, que iba con alguna pregunta envenenada en el tintero, me quedé con las ganas de comprobar si Pons lleva liguerillos, es real o es un androide (se dice de todo, oiga, hasta que Camps está esperando que Rajoy termine de caer para pretender la Presidencia del partido y del país, en cuyo caso ¿Pons sería la nueva de la Vogue?). Y encima tuve que irme a mitad de la charla de Montoro porque salía mi avión, así que tampoco pude meter baza ahí.

Eso sí. Tuve la oportunidad de escuchar con atención al presidente del ICO, Aurelio Martínez, que vino a una de las mesas de (supuesto) debate, y de callarme las múltiples preguntas que tenía para él, (bien) aconsejada por José María Marco… «Déjalo, María, son políticos…«. Una de ellas era una pregunta robada, con su permiso, al propio José María, quien al oír a la parte contratante de la segunda parte, Carlos Egea, presidente de Caja Murcia, y muchos cargos más que omito por no aburrirles, decir que los bancos y Cajas en España nunca dan préstamos a quien no puede pagarlos, como sí sucedió en EEUU con las NINJA (préstamos hipotecarios concedidos a gente sin ingresos fijos, ni trabajo, ni activos), exclamó en bajito… «Sí, hombre, en especial a partidos políticos que no suelen devolver los préstamos«. Se refería en euros, porque ya imagino yo que en carnaza algo se devolverá.

Cuando abordaron cuáles deberían ser las soluciones para salir de la crisis y el presidente del ICO afirmó con naturalidad que es una lástima estar en la zona euro porque si siguiera la peseta aún podríamos devaluar recordé que desde mi ventana se veía a lo lejos la isla de Ízaro Films, y pensé que habría una cámara oculta. Pero no. Todo era real.

Aurelio Martínez se declaró implícitamente fiel seguidor de las huestes keynesianas cuando dijo que los malos economistas cuando no saben qué decir hablan de reformas estructurales, que es como no decir nada… porque ¿qué son las reformas estructurales?¿qué es eso de flexibilizar el mercado de trabajo o cosas así? Naderías. No tienen relevancia porque para ver sus efectos hay que esperar diez años, y lo importante son las medidas que nos afectan aquí y ahora.

¿Cómo me quedé? Desolada, claro.

(Off-Topic: me parece que en esa foto Aurelio llevaba peluquín)